La exposición del feto
a diversas sustancias
parece afectar las preferencias
en cuanto a sabores
después de nacer.
Por ejemplo, los fetos
cuyas madres consumieron anís,
la sustancia que le da el sabor
al caramelo de regaliz,
mostraron una preferencia
por el anís después de nacer.
Los recién nacidos que
no habían estado expuestos
mostraron desagrado por el anís.